viernes, 18 de septiembre de 2020

La primera guerra carlista

 La guerra la planteó Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, por la cuestión sucesoria, ya que había sido el heredero durante el reinado de su hermano Fernando, debido a que este, tras tres matrimonios, carecía de descendencia. En marzo de 1830, seis meses antes del nacimiento de Isabel II, el rey publica la Pragmática Sanción de Carlos IV aprobada por las Cortes de 1789, que dejaba sin efecto el Reglamento de 10 de mayo de 1713 que excluía la sucesión femenina al trono hasta agotar la descendencia masculina de Felipe V. No obstante, Carlos María Isidro no reconoció a Isabel como princesa de Asturias por considerar despótica e ilegal aquella promulgación, que no contó con el concurso de las Cortes, y cuando Fernando murió el 29 de septiembre de 1833 e Isabel fue proclamada reina bajo la regencia de su madre, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, Carlos hizo público en el Manifiesto de Abrantes que mantenía sus derechos dinásticos, llevando al país a una gran guerra civil. Tras la guerra de la Independencia, Fernando VII había abolido la Constitución de 1812, pero después del Trienio Liberal , el rey no volvió a restaurar la Inquisición, y en los últimos años de su reinado permitió ciertas reformas para atraerse a los sectores liberales, lo que produjo la desafección de los realistas más exaltados o apostólicos, que antes de la guerra ya se habían acercado al infante Carlos, partidario de sus ideas. En su obra «Vida y hechos de don Tomás de Zumalacárregui» Zaratiegui aseguraba poder demostrar que el alzamiento en Navarra no tuvo otro objeto que la defensa de los derechos a la corona de España del infante Carlos María Isidro y protestaba contra los que sostuviesen lo contrario.En cuanto al apoyo popular, según Antonio Pirala, donde mayor era la fermentación de los ánimos en favor de Don Carlos era en gran parte de Castilla la Vieja, Tortosa, y en la montaña de Cataluña.



En los primeros días de octubre se sucedieron las insurrecciones en varios puntos de España, protagonizadas por agrupaciones locales de Voluntarios Realistas, en general con poco éxito, excepto en el País Vasco, Navarra y Logroño, pero sin llegar a controlar más que por poco tiempo las ciudades de dichos territorios. La guerra se considera como comenzada cuando el general Ladrón de Cegama proclamó rey al infante don Carlos con el nombre de Carlos V el 6 de octubre de 1833 en Tricio , apoderándose con los voluntarios sublevados de Logroño y pasando a Navarra a unirse con los sublevados de esta provincia. La unión de estos voluntarios en Navarra fue el embrión de las tropas de las que se hizo cargo Tomás de Zumalacárregui y que hicieron posible que la guerra durase siete años.

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