viernes, 18 de septiembre de 2020

La primera república de España

  En septiembre de 1868 se inicia un agitado período en la historia del siglo XIX español, con el Sexenio revolucionario (1868-1874), a raíz de un pronunciamiento militar que destrona a Isabel II, establece un régimen provisional, la Constitución de 1869, la regencia del general Serrano, la monarquía democrática de Amadeo de Saboya y tras su abdicación, la I República.

     El 11 de febrero de 1873, las Cortes proclaman la República como forma de gobierno mediante una votación -258 votos a favor y 32 en contra- ante la descomposición de la monarquía de Isabel II (1833-1868) y el inoperante intento de la monarquía parlamentaria de Amadeo de Saboya (1870-1873). En este contexto, la República surge como una fórmula inédita para aplicar los postulados de la Revolución de 1868. El Partido Radical y el Partido Republicano Federal eran los dos grupos políticos mayoritarios en las Cortes, con intereses contrapuestos: los radicales, que anteriormente habían sido monárquicos, defendían una república unitaria mientras que los republicanos eran partidarios de un modelo territorial federal.



     El 11 de junio, las Cortes proclaman la República federal y de forma inmediata los grupos federalistas provinciales, junto a los anarquistas, forman minúsculas repúblicas autónomas, los «cantones», principalmente en Andalucía y la costa mediterránea. El movimiento cantonalista alcanza una gran violencia en algunas zonas como Alcoy y Cartagena.

     La heterogeneidad de las fuerzas republicanas se concreta en distintos modelos republicanos: indefinido, federal, social, cantonal y la república del orden. En once meses, la República tuvo cuatro presidentes: Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar. La República de febrero de 1873 responde a un modelo indefinido, resultado de un pacto entre republicanos y radicales. En junio, surge la república federal y reformista y al mismo tiempo, desde unas posturas extremistas, la república cantonal; frente a esto, la conflictividad social en las ciudades y el campo da lugar a la república social. Como respuesta a esta diversidad, la llegada de Salmerón a la presidencia, en julio, establece la república del orden. Los dos últimos presidentes, Salmerón y Castelar, representan una reacción conservadora que, con el apoyo del Ejército, pretende restablecer el orden, la autoridad y el gobierno frente al movimiento cantonalista.

     La breve experiencia de la I República concluía en la madrugada del 4 de enero de 1874 cuando el general Pavía disuelve las Cortes, con la fuerza de las armas, ante el «desorden» general.

     La efímera y agitada república, que tras la abdicación de Amadeo de Saboya, había pretendido cubrir un vacío de poder, no tuvo las necesarias bases políticas, sociales y económicas que la sustentaran. El carácter reformista y el proyecto de estructura federal del Estado no pudieron consolidar un nuevo régimen político que fue engullido por sus propias tensiones internas entre centralistas y federales, los problemas económicos, la sublevación cantonalista y las guerras carlista y cubana.

     El Golpe de Pavía elimina la República federal y da lugar al régimen del general Serrano, una etapa de transición hacia la restauración monárquica cuando, el 29 de diciembre de 1874, el general Martínez Campos proclama al hijo de Isabel II, Alfonso XII, como rey.

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